Mariela Paz Izurieta
Argentina, residente 2022
Mariela Paz Izurieta nació en Tres Arroyos, Pcia. de Bs. As. Es artista y fotógrafa. Formó parte del Programa de Artistas PAC de Galería Gachi Prieto 2018 y del Programa de Artistas de Proyecto Imaginario 2019/2020. Asistió a la Clínica y Taller de Prácticas Artísticas de Lorena Fernández en 2020/2021. Hoy cursa el programa de Clínica de Andrés Labaké Manglar en Galería Acéfala. En 2018 publicó su primer fotolibro, Una Especie (Rosa Editora). En 2019 participó del foto-libro colectivo Jardines de San Telmo (BigSurBooks). Sus fotografías formaron parte de Mapas de Bs As, Revista Caudal, Flora Espontánea. Participó en muestras colectivas en Gachi Prieto, Elsi del Río, Feria Migra, Delta Libros, Galería Convoi y Galería Urquiza. En 2021 participó de la muestra La Mesa Ostentará Siempre Un Centro de Flores en el CCK. Eate año presentó su muestra individual La Lengua Me Nubla Un Poco La Visión en Casa Social. Lleva su práctica en el taller de artistas de Paz Soldán.
Material, cuidado e identidad
Mariela trabaja la fotografía y video proyectados y revelados en materiales biodegradables. Busca con su práctica dejar la menor huella de impacto posible.
Mariela investigó en profundidad la flora misionera y descubrió que Misiones es la provincia con mayor cantidad de flores nativas de la Argentina. Hay una en particular que llamó su atención, Justicia. Su estadía en Ruido Blanco tuvo una misión clara y precisa: encontrarla.
A través de su registro, Mariela señala la importancia del cuidado y preservación de la flora y fauna autóctona como una cuestión no sólo ecológica sino también identitaria.
Su obra nos invita a reflexionar sobre qué es posible saber de nuestra identidad territorial al conocer las especies nativas, cuánto podemos conocer a nivel social del rechazo que se tienen por los “yuyos nativos” y por preferir una especie no autóctona por sobre una local (en un intento de europeización y blanqueamiento propio de las sociedades latinoamericanas del siglo XIX-XX).
En su búsqueda de Justicia, Mariela fue dejando huellas de flores que ya no están o no pudo encontrar, intentando en ese simple gesto marcar la ausencia de una identidad social negada y selectiva, y la necesidad del cuidado y preservación de lo propio y del ecosistema.
Texto: Irene Gelfman